Hace más de diez días que llueve sin cesar, y hasta pareciera que cada vez la precipitación se vuelve más intensa. Las aguas ya nos llegan hasta la cintura, y eso que nos encontramos en una de las zonas más altas de la región. La desesperación llevó a la gente a reaccionar de una forma impensada tiempo atrás, muchos se dejaron llevar por los excesos, cayendo en las drogas, el alcohol, la perversión y la violencia. Otros, dándose cuenta de que la situación era extrema, optaron fatalmente por el suicidio. Solo algunos pocos, entre los que me encuentro, luchamos por sobrevivir. Por ejemplo, yo no me he dado por vencido y ya he rescatado a varias parejas de animales, de la mayor cantidad de especies que pude hallar, con la intención de preservarlos de una segura extinción y darles una nueva oportunidad para el futuro. Junto con mi esposa y mis hijos estamos a punto de terminar con la construcción de una gigantesca barca y quizás en un par de días ya estemos listos para zarpar y poder navegar en este océano inmenso que se encuentra sobre lo que alguna vez fue mi ciudad. Llueve, sigue lloviendo, y pareciera que nunca más dejará de caer agua del cielo.
¡¿¿Lo qué??!
Hace 3 horas.
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