Obra de Rocío Tisera
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domingo, mayo 8

SMS


Mi novia tenía un vicio irremediable: hablar por su celular, o si no, mandar mensajitos de texto, continuamente, todo el día, todos los días. Algo que no parece tan grave si lo fue desgraciadamente para ella, ya que hablando por teléfono con una amiga mientras conducía, en un momento de distracción chocó su auto contra un camión que venía de frente y así lamentablemente falleció. De esto, ya han pasado dos meses. Anoche, sucedió algo demasiado extraño. Recibí un mensaje de texto con un número demasiado familiar para mí: era el de mi novia. Pero es imposible que sea alguien que haya conseguido su teléfono y que me esté gastando una broma bastante pesada, ya que yo mismo, el día de su entierro, tomé su estropeado celular y lo dejé entre sus manos antes de que cerraran el féretro. El mensaje de texto decía: “Te extraño, mi vida, mi dulce negrito”, tal como a ella siempre le gustaba escribirme. Pero... Ahora mi teléfono suena... Si, ya me lo imaginaba… No puede ser otra persona que ella, mi novia de siempre. Voy a tener que dejar de escribir. Creo debo atender…

miércoles, mayo 4

Modelos


El contingente de turistas norteamericanos estaba a punto de abandonar ese pequeño poblado africano para emprender el regreso al aeropuerto. De pronto, un famélico niño de no más de diez años se acercó a ellos y extendió su mano con la clara intención de pedir una limosna. Una mujer que se encontraba a punto de subir al autobús alcanzó a verlo, por lo que abrió rápidamente su cartera y comenzó a buscar algún billete para ofrecerle. Pero, luego de mucho hurgar, se dio cuenta de que aparte de sus tarjetas de crédito, solo llevaba sus documentos y una revista de modas que llevaba para leer durante el viaje. De todas formas, logró hallar una cierta cantidad de monedas que, junto con aquella revista, fueron a parar a las manos del niño. El chico sonrió complacido por la generosidad de la turista y se marchó rumbo a su hogar, situado a un par de kilómetros de allí. En su marcha, encontró la fresca sombra de un gigantesco baobab y decidió recostarse por un momento bajo él, agobiado por el ardiente sol. Metió su pequeña mano en el bolsillo y se puso a contar con mucha alegría todas las monedas que acababa de recibir. Luego, se puso a hojear con algo de curiosidad esa revista que le había dado aquella mujer. Así, el niño comenzó a ver en esas páginas cientos de fotos en las que aparecían desfilando mujeres rubias, pelirrojas, algunas de tez amarilla, otras morenas. Algunas tenían mucha ropa encima y otras tenían muy poca, pero todas ellas compartían una particularidad, y era que todas ellas estaban tan flacas y huesudas como él mismo y como la mayoría de los habitantes de su poblado. En vano intentaría leer lo que decían aquellas páginas ya que el muchachito era analfabeto, pero él no pudo llegar a otra conclusión que la que le pareció más obvia. “Allá, donde viven los turistas, ¡la gente pasa tanta hambre como nosotros!”, pensó convencido. “¡Pobres! ¡Y yo que creía que ellos eran los afortunados!”

sábado, abril 30

Niña juega sola en la calle

Maya con muñeca - Pintura de Pablo Picasso

Era la hora de la siesta. Nadie se encontraba en la calle, excepto una niña de no más de tres años que andaba con su triciclo por la vereda. La puerta de su casa se encontraba abierta y, muy de tanto en tanto, se asomaba tanto su padre como su madre para cerciorarse de que ella estaba bien o para advertirle que no bajara a la calle. Pero de pronto, un auto se detiene frente a ella. Se abre la puerta del coche y una mano se asoma, mostrando unos caramelos. Esa persona la llama, le pide que se acerque, que no tenga miedo. Mientras tanto sus padres, en ese momento se encontraban ajenos a todo esto, y continuaban haciendo vaya uno a saber que, quizás viendo televisión, o recostados en la cama, o tomando mate, no importa mucho en realidad. Lo cierto es que ninguno de los dos salió a la calle en ese instante para saber si su pequeña hija estaba bien. La niña vio los caramelos tentadores, la sonrisa amplia del extraño, el bello auto que ese señor conducía, pero en ningún momento intentó acercarse a él, al contrario, comenzó a pedalear con todas sus fuerzas hacia la puerta, e ingresó a su casa como un rayo. Al ver esto, el conductor del auto huyó con rapidez del lugar, doblando bruscamente en la esquina. Esa niña tuvo muchísima suerte de no terminar secuestrada. Porque la nena no entró a su casa porque hubiera temido de ese extraño, sino que solo lo hizo para poder pedirles a sus buenos, responsables y dulces padres que le compraran una enorme bolsa de caramelos para ella sola.

domingo, abril 24

Un cuento acerca de plagios


Hoy me levanté con la intención de escribir un cuento acerca de un escritor famoso que plagiaba historias de la Web y que se hacía cada vez más rico y famoso a costa de ignotos cuentistas que publicaban en blogs, pero cada vez que intentaba comenzar a escribir, mi pequeña hija me interrumpía para que jugara con ella o para mostrarme algún dibujo que acababa de realizar. Yo intentaba explicarle que estaba ocupado pero ella no me hacía caso, así que lamentablemente tuve que optar por ignorarla. Bueno, el cuento hubiera consistido en que uno de esos desconocidos escritores descubriría el plagio del que fue víctima e intentaría hacer justicia por mano propia, eliminando al prestigioso escritor. En el momento en que intentaba añadir más elementos jugosos al relato para que el desarrollo fuera más entretenido, mi esposa se aparecía ante mí para contarme chismes de su familia, de la mía, de los vecinos, etc. Yo me limitaba a asentir con la cabeza y continuaba escribiendo, intentando que mi inspiración no se esfumara. Pero ella seguía y seguía hablando como si nada. Así que al final le pedí por favor que se callara de una buena vez y le grité que me importaba un bledo que la mujer del albañil de la vuelta se estuviera viendo a escondidas con el carnicero de la esquina. Vuelvo a la historia del cuento. El escritor plagiado, de escasos recursos, atraviesa innumerables obstáculos y adversidades hasta que por fin consigue viajar hasta España para ultimar su venganza. Allí, la historia toma un giro, ya que el joven escritor comienza a meditar sobre el valor de la literatura en la vida del hombre y si las palabras pueden tener un dueño, si pueden ser esclavas de una sola persona o si en realidad pertenecen a todos por igual. Pero mientras intento plasmar algo de sentido en el final del cuento y encontrar el desenlace perfecto, escucho los insultos de mi mujer, que me grita, entre otras cosas, que soy un mal padre, un pésimo esposo, un inútil, una tipo que tiene la cabeza llena de boludeces, que ya esta cansada y que no me aguanta más y que se va y nunca más me quiere volver a ver… Un buen final podría ser que ambos escritores terminen conociéndose y debatiendo si el plagio existe cuando ya todo está escrito. Podría ser. Pero me distraigo viendo a mi esposa y a mi hija cargando bolsos y maletas mientras a través de la ventana veo a un taxi detenerse frente a mi casa. En fin, así es muy difícil convertirse en escrito y poder escribir algo digno. La verdad es que me parece más rápido y hasta más práctico, plagiar alguno de todos esos textos que están dando vueltas en la Internet.

lunes, abril 18

Invisible

Obra de Roberto Aizenberg


Muchas personas, entre las que me incluyo, alguna vez han fantaseado con la posibilidad de volverse totalmente invisible y realizar distintas acciones amparándose en ese increíble anonimato. Actos como realizar bromas pesadas a la gente que se detesta, robar bancos, meterse en el baño de las mujeres (o de los hombres, según corresponda), meterse en una cancha de fútbol y hacer que el equipo de nuestros amores marqué un gol insólito y situaciones muchísimas más ingeniosas que estas que mencioné, en alguna oportunidad seguramente han pasado por las cabecitas locas de todos. Pues bien, en las antípodas de este razonamiento se encuentra El Ente, alguien quien no recuerda quien es, pero que se deduce persona y que, precisamente, cuenta con la particularidad de ser invisible. El problema es que él añora profundamente con la posibilidad de volverse visible alguna vez. Porque El Ente ya se cansó de realizar todo tipo de travesuras, bromas pesadas y maldades, aprovechando que nadie puede verlo. Él, lo único que quiere es que alguna vez una mujer lo mire a los ojos, que un amigo de la infancia lo reconozca en la calle y le de un fuerte abrazo, tener un hijo con el que pueda jugar a las escondidas, poder llevar una vida común y corriente como todas esas personas que él ve por allí. ¡Pobre Ente! No recuerda como llegó a este mundo, ni siquiera el más mínimo detalle de su infancia. Solo sabe que nadie lo ve, que nadie lo tiene en cuenta. Él no existe para los demás, y lo peor de todo es que él también está comenzando a creer en ello…

miércoles, abril 6

Egocéntrico



Pintura de Michelangelo Merisi (Caravaggio)


Cuando el egocéntrico científico logró hacer realidad su más ansiado sueño, el realizar un viaje en el tiempo, supo perfectamente a que lugar debía ir y con quien debía encontrarse. Fijó las coordenadas espacio-temporales en el maravilloso artefacto que el mismo había diseñado y construido, y se transportó hacia el pasado, veinte años atrás más precisamente. Así, en lo que dura un simple parpadeo, pudo llegar hasta ese pequeño departamento que poseía en el centro de la ciudad cuando apenas era un estudiante recién ingresado a la Facultad de Física. Cuando el egocéntrico científico estuvo por fin frente a frente con su joven yo, un júbilo extraordinario se apoderó de él, sintiéndose así el hombre más afortunado de la Tierra. Tomó con sus manos esa joven cara llena de asombro y cerrando los ojos le besó en los labios, sus propios labios, lleno de ternura y pasión. Para ambos, ese encuentro fue un verdadero flash, ni más ni menos que un verdadero amor a primera vista. Eso es lo que yo llamo una persona egocéntrica.

viernes, marzo 18

El dominio de los sueños



Ciudad felíz - Obra de Andrés Sierra

El joven científico construyó un misterioso dispositivo con el que podía dominar absolutamente los sueños, ejercer el control total de todo aquello que se soñaba. Así, noche tras noche, soñaba que él era un poderoso millonario que habitaba en una fastuosa mansión frente al mar, y que poseía costosos autos, un hermoso yate, mujeres y todo aquello que deseaba poseer. Luego, comenzó a dormir también durante el día, ya que su mundo onírico era mucho más interesante y divertido que lo que vivía en el mundo real. Eso lo llevó a estar conectado a la máquina mucho más de lo aconsejable. Así es como fue que el pobre científico, a pesar de ser tan joven, encontró su muerte: soñando durante días enteros, los cuales pasaba sin comer, ni beber algo de agua, sin ni siquiera despegarse de esa máquina para poder ir al baño. Hoy, lamentablemente para mí, ese maldito dispositivo se encuentra en mi poder. Y he llegado a un punto en que ya no se si esto que ahora estoy escribiendo se leerá en el mundo real o en el hermoso mundo de los sueños que mayormente habito. Ni siquiera se fehacientemente si esto que acabo de relatar, ha sucedido en realidad, o no…

sábado, febrero 26

En una parada anterior



Me molesta muchísimo viajar parado en el ómnibus cada mañana al ir a trabajar. Mis piernas se vencen por el sueño, pero también por las violentas frenadas y aceleraciones que realiza el chofer continuamente como si fuera un avezado piloto de Fórmula 1, sin olvidar los pisotones y empujones que todo esto conlleva, y el malhumor contagioso que se genera entre los pasajeros. Esto es algo que a esa hora del día puede acabar rápidamente con mi paciencia. Por todo esto, hoy abandoné la parada en donde desde años aguardo el bus y decidí caminar y tomarlo en alguna parada anterior para poder conseguir un asiento desocupado. Testarudo como soy, comencé a caminar y a caminar hasta que a lo lejos, vi venir el coche. Me detuve en una parada cercana y, efectivamente, al subir al ómnibus tuve el inmenso agrado de ver un asiento solitario que me aguardaba. Me senté triunfante, orgulloso porque el esfuerzo que realicé tuvo recompensa. Lo extraño iba a suceder más adelante, ya que unas diez cuadras después, o sea en la misma parada en donde desde hace años suelo esperar, subí yo, o sea me vi subir a mí mismo, fastidioso, con el rostro somnoliento y las piernas vencidas por el sueño…

domingo, febrero 20

La piedra filosofal



Hace 500 años, un viejo sabio utilizó componentes especiales traídos de distintos lugares del mundo y pudo obtener así el objeto más preciado por los alquimistas de aquel tiempo: la Piedra Filosofal, aquello que podía transformar en oro todo aquello que tocaba. El viejo sabio logró al fin lo que había soñado durante toda su vida. Pero su invención no funcionaba del todo bien. Ya que el oro que esta piedra producía lo conseguía solo una vez en diez intentos, en las otras nueve ocasiones la piedra solo obtenía una montaña de excremento, con el olor más nauseabundo que alguna vez se pudo haber olido en la faz de la tierra. Pero la ambición siempre pudo más, y si bien el viejo sabio muy rápidamente se convirtió en alguien acaudalado y poderoso, hasta el fin de sus días la gente del pueblo no dejó de referirse a él como el “viejo-rico-huele-a-mierda”.

lunes, febrero 14

Comentarios



-Y bueno, algo ella habrá hecho, seguro que lo habrá provocado –comentó Beto, el mecánico.
-¡Ah! Así que violaron a una mujer en la otra esquina… Y si, me imagino. Pasa que las mujeres de hoy en día salen casi desnudas a la calle y bueno, los hombres no somos de madera, ¿no? –dijo Pepe, el quinielero del barrio.
-Eso que le pasó a esa mujer, que no tengo idea de quien se trata pero que me la imagino, sucede porque con el paso del tiempo, la mujer se ha ido liberando y al querer imitar e igualar al hombre ha ido perdiendo la esencia y la decencia. ¿Pobre, no? Pero es así, quizás ella sola paga por los pecados de todas –insinuaba la presidenta de la comisión de fieles de la iglesia católica.
-¿La mina que se garcharon anoche? Allá en el bar me contaron que ella era una prostituta que se le escapó al chabón para el que laburaba y entonces para que aprenda, hizo que la cagaran a golpes. Calculo que con todo lo que le hicieron, ahora se va a volver más mansita –vociferó el Gordo Carranza mientras vendía el diario en la esquina.
-¡Que se cague por puta! Seguro que le gustó y que ahora va a pasar todas las noches por esta cuadra a ver si la violan de vuelta… -gritaron a coro, entre risotadas, los muchachos que siempre jugaban al fútbol en una canchita cercana.
Mientras tanto, en la comisaría, una anciana monja, vestida con su hábito, lloraba desconsoladamente, herida y ultrajada, mientras relataba al policía sumariante lo que recordaba de la traumática experiencia que había vivido en la noche anterior. La religiosa, tomando fuertemente su rosario, describía los rasgos de las personas que habían abusado de ella. Sin embargo, la gente del barrio aún seguía hablando y hablando, sin saber en verdad nada de lo que había ocurrido.

martes, enero 25

Fantasma


Óleo de Oswaldo Guayasamín


Me levanté de la cama en la madrugada para ir al baño. Sentía calor, mucho calor, quizás se debía a la fiebre que me había aquejado en los últimos días. Me lavé la cara, levanté la vista y allí, en el espejo, apareció un horrible espectro que me sobresaltó, un fantasma de gesto angustiado y expresión desesperada que me miraba fijo a los ojos como suplicando algún tipo de ayuda. Quedé inmóvil, sin reacción, solo atiné a agachar la cabeza, apagar la luz y regresar a la cama. Al día siguiente, les comenté la situación a mis amigos y la mayoría de ellos coincidía en que, siendo yo víctima de una pesadilla o de una alucinación causada por la fiebre, ese fantasma que descubrí en el espejo del baño no era más que el reflejo de mi rostro. Puede ser. Lo que no termino de explicarme es porque ese fenómeno sigue repitiéndose en cada madrugada que necesito ir al baño. Siempre se encuentra allí, en el espejo, ese fantasma que me pide auxilio y que yo no se como ayudar. ¿Y si mis amigos tienen razón? ¿Y si en realidad solo soy yo pidiéndome ayuda a mi mismo? De ser así, al menos, podría entender porque ese rostro que aparece en el espejo tiene ese destello de angustia en la mirada…

miércoles, enero 19

Gitana



Iba caminando distraído, casi sin mirar por donde iba y por esa razón no tuve tiempo de evadirla. ¿A quién? A una gitana, una típica gitana vestida con sus atuendos multicolores y adornada con sus brillantes cadenas y anillos. Ella era de unos cincuenta años aunque la verdad era muy difícil calcular su edad. Era alta, muy alta y sus ojos oscuros detrás de su nariz aguileña e intimidante le daban un toque enigmático que no dejaba de despertar cierta inquietud. Cuando estuve a punto de cruzar la calle para refugiarme en la otra vereda, ella me tomó fuertemente del brazo y en un instante, volvieron a mí todos aquellos recuerdos de mi infancia, el miedo que despertaban en mí los gitanos, obviamente debido a esas estúpidas amenazas que solían hacerme mis padres cuando era solo un niño (“Si te portas mal te van a llevar los gitanos”, “Haz caso o vendrán esos gitanos que roban chicos y después los venden”, etc.) y la desconfianza que despiertan en uno estas “adivinadoras” que apenas toman tu mano aprovechan para robarte la billetera…
-¡Muchacho, muchacho! Dame la mano, ¡Te leo el futuro! –Dijo con su voz ronca y estridente.
-No señora, le agradezco, pero estoy apurado… -Alcance a balbucear.
-¡Muchacho! ¿Tenés una moneda? ¿Un cigarrito? ¡Dame tu mano que te leo el futuro, muchacho!
No pude seguir negándome. Por lo visto esa mujerona contaba con más fuerzas que yo. Me tomó la mano con tanta presión que por un momento creí que me la iba a quebrar. Cuando tuvo la palma de mi mano ante sus ojos, frunció el ceño, escupió hacia un costado y luego de pronunciar unas cuantas palabras en rumano o en húngaro o algún idioma por el estilo, me miró fijamente a los ojos y me habló en un tono malicioso.
-Muchacho, ¡Alguien muy cercano a ti va a sufrir un accidente! Y por lo visto sucederá pronto –y lanzó una carcajada estruendosa. Yo hice un par de pasos hacia atrás, y antes de darle la espalda, le dije:
-Discúlpeme, pero no soy ignorante, yo no creo en esas tonterías…”
La gitana, al oír esto, se lanzó sobre mí insultándome en su idioma y me tomó nuevamente de la muñeca, forcejeando con violencia. Instintivamente, le di un fuerte empujón, y ella trastabilló con tanta mala suerte que terminó de espaldas en la calle. Y digo con mala suerte porque en el preciso instante en que esa alta y grandota mujer se desparramó sobre el pavimento, un auto se dirigía a ella a gran velocidad y su conductor no pudo evitar atropellarla. Aprovechando que nadie percibió lo que había sucedido, me hice el distraído y salí caminando a gran velocidad para escapar del lugar. Al llegar a la esquina, doblé hacia la derecha y subí a un taxi que justo se había detenido para que descendiera un pasajero.
-Vamos al centro –Le dije, y me sentí más tranquilo, aunque sin dejar de pensar en lo que acababa de acontecer. Al fin y al cabo, me había equivocado al prejuzgar a esa gitana, ya que sin lugar a dudas, y para mi sorpresa, ella había acertado con su fatídica predicción. “Alguien muy cercano a ti va a sufrir un accidente”, había dicho. Y eso fue exactamente lo que ocurrió…

jueves, enero 13

Cuestiones biológicas



La mujer más bella de aquel pueblo era una joven de dieciocho años llamada Yamila. No hubo hombre que no cayera ante sus encantos y que no quedara hipnotizado ante sus ojazos verdes esmeralda, su rostro delicado y armonioso, y esas curvas marcadas que presentaba su delicado cuerpo. Por eso, la decepción fue mayúscula y generalizada cuando luego de una larga espera, la población masculina comprobó que el hombre que ella eligió para casarse era ni más ni menos que Don Gervasio ¡un viudo de setenta años! Decepción y también muchísima sorpresa, ya que el viejo no era ningún acaudalado estanciero, mucho menos atractivo y encima tenía fama de solitario y huraño. Las comadres del pueblo salieron automáticamente con sus chismes diciendo que el viejo había hecho un pacto con el mismísimo demonio con el pervertido fin de conseguirse jovencitas, otras decían que Don Gervasio había engualichado a Yamila con algunos antiguos brebajes que le consiguió alguna bruja. Entre tanto, en el bar del pueblo algunos hombres comentaban que el viejo poseía un miembro viril de medidas descomunales, mientras que otros sostenían la teoría de que el anciano tenía superpoderes sexuales gracias a unas infusiones que realizaba con unos milagrosos yuyos que había encontrado en las sierras. Los más mal pensados del lugar insinuaban que si bien Don Gervasio no tenía ni un peso partido por la mitad, quizás estaría a punto de cobrar una cuantiosa herencia que la malvada Yamila le estaría por robar. Lo cierto es que el viejo y la bella joven se casaron, la boda fue una linda ceremonia, y la fiesta, a pesar de ser bastante austera, fue muy alegre y concurrida. Todo marchaba bien hasta que al cabo de un año, el paso del tiempo y las cuestiones biológicas terminaron de hacer su trabajo y así el pobre Gervasio partió de este mundo. Yamila, ahora una bella joven viuda, guardó religiosamente su luto y rechazó a cada hombre que se le acercó, aún luego de cumplirse un año del deceso de su marido. Un día, las comadres del pueblo se reunieron en la plaza y decididas, fueron en busca de la joven para sacarse la duda de una vez por todas. “¿Qué tipo de gualicho hizo el malicioso de Don Gervasio para quedarse con la belleza de esa joven?” Yamila las enfrentó muy indignada y gritó a viva voz a todos los que pudieran escuchar: “¿Quieren saber con que tipo de embrujo me conquistó? ¡Con amor! ¡Con ternura, cariño, comprensión, compañía! ¿Acaso no saben lo que es el amor? ¡¡¡Váyanse de aquí inmediatamente!!!”
Las viejas chusmas se retiraron murmurando por lo bajo, comentando lo poderoso que debe haber sido aquel gualicho que el viejo le dio a la joven, ya que su efecto perdura aún luego de su muerte.

domingo, enero 2

El suicida enamorado



Él era una persona solitaria y malhumorada. Además de aburrida, pesimista, triste. Y todo esto tenía un motivo: nunca se había enamorado. Nunca su corazón se había acelerado al punto de hacerlo estallar de alegría, de emoción, de sueños. Jamás había conocido a la mujer por la cual estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por conseguirla, hablo de una de esas bellas damas que te llevan a cometer todo tipo de locuras con tal de lograr su amor. Esa vida tan gris, tan monótona y vacía que este muchacho llevaba, realmente no valía la pena ser vivida, por lo que en un atardecer de primavera mientras el cielo se volvía de color rojizo, decidió saltar desde la azotea del edificio en que vivía. Y lo hizo. Mientras su cuerpo caía velozmente hacia la calle, sus ojos abiertos, a pesar de que el miedo le hacía estallar el corazón, alcanzaron a ver como en un flash a una joven que, apoyada en la baranda del balcón, miraba como el sol se ocultaba tras los edificios. En ese instante, en una fracción de segundo que quedó congelada, pudo descubrir sus hermosos ojos, su sonrisa melancólica, sus labios sensuales, sus cabellos que flotaban en la suave brisa. Si. ¡Él se había enamorado! Por primera vez en su vida sus latidos galopaban enloquecidamente por causa del amor. Y así, de esta manera, esa chica del tercer piso pudo apreciar con todos los detalles como ese loco suicida terminó con su vida estrellándose en la vereda, sin que nadie se sorprendiera por la noticia de su muerte.

martes, noviembre 2

El joven logró volar


Escultura de Miguel Ángel Budini

El joven logró volar mucho más alto de lo que lo había hecho en la anterior ocasión, y si bien eso era lo que más había deseado, no puede decirse que el resultado lo haya dejado satisfecho. Es más, todo ello se transformó en una gran desilusión. Es que desde esas alturas, el joven tuvo la oportunidad de ver gran parte del mundo. Y así, él terminó de convencerse de que se encontraba absolutamente solo.

viernes, octubre 29

Las figuras de las nubes



"Momentos antes" - Pintura de Marcos Acosta

Fue en una calurosa tarde de verano. Estaba de vacaciones en Mina Clavero, rodeado de bellas montañas, árboles frondosos y un refrescante río. Estaba recostado sobre la arena, tomando sol, mirando como las nubes formaban curiosas figuras. Una nube, por ejemplo, de pronto se transformó en un león. Otra, más grande y oscura, ayudada por el viento se convirtió en una ballena. Pero hubo otra que me llamó la atención y que me hizo olvidar por completo del bullicio de los chicos jugando en el agua, la música fuerte y el grito de los vendedores de helados y gaseosas. Se hizo un silencio a mi alrededor y todos mis sentidos se focalizaron en contemplar a aquella nube que de ponto se transformó en una bellísima dama, una diosa desnuda tan perfectamente representada que podría jurar que los ojos de ese rostro celestial me estaban mirando. Yo quedé pasmado y maravillado, hasta que un seco cachetazo me cruzó la cara dejándome mirando al ras del suelo, asustado, confundido y recordándome que yo no estaba allí solo, ya que recostada a mi lado se encontraba mi novia. “¡Deja de estar mirando chicas!”, me gritó indignada. Y no tuve más remedio que hacerle caso.

lunes, octubre 25

Mala educación



"Dar y Recibir" - Pintura de Sol Halabi
La maestra de cuarto grado acababa de escribir en el pizarrón un par de ejercicios matemáticos, cuando de pronto la puerta del aula se abrió violentamente.
Un señor de unos cuarenta años ingresó insultando y amenazando a todas las autoridades del colegio y se paró delante de la docente.
-¿Usted es la maestra de Nicolás?
-¿De Nicolás Gutiérrez? ¿Por qué motivo usted…?
-Escúcheme, no se haga la estúpida, usted sabe bien porque motivo estoy aquí. ¿Me está tomando por idiota, acaso?
La maestra quedó enmudecida y confundida, y no alcanzaba a comprender lo que sucedía en ese momento.
-Disculpe, pero en realidad no…
-Mire, yo no tengo todo el día para perderlo con usted, así que le exijo que se disculpe con mi hijo por haberlo reprendido en clase y encima luego ponerle una mala nota en el examen.
De todos los alumnos que se encontraban en el aula, uno en especial sonreía maliciosamente, disfrutando el espectáculo.
-Señor, usted está confundido. No se que le habrá dicho Nicolás, pero yo trato a todos mis alumnos por igual y en el caso de que tenga problemas con alguno, lo primero que hago es hablar con sus padres.
-Escuchame maestra de cuarta, no te vengas a hacer la santa conmigo porque no te va a salir. Allí está mi hijo, andá y pedile disculpas.
-Usted es un irrespetuoso, no puede tratarme así, váyase de aquí antes de que llame a la policía…
El padre del chico interrumpió la frase con una certera cachetada que dejó a la maestra en el suelo. Llamó a su hijo y entre los dos emprendieron a puntapiés a la pobre mujer que yacía indefensa, ante la absorta mirada de los niños.
-Vamos Nico, vámonos de este colegio de mierda, porque lo que acá te enseñan es una verdadera cagada.
El padre tomó la mano del niño y ambos se retiraron eufóricos y satisfechos del colegio, mientras la maestra se hallaba inconciente en el piso. Por un buen lapso de tiempo, ninguno de los alumnos que contemplaron la cobarde agresión tuvo el valor suficiente para levantarse de su banco.

domingo, octubre 17

Un ramo de rosas

Pintura de María Chianalino
Héctor, apurado y nervioso, entró a la florería. Eligió un gigantesco ramo de rosas y escribió en la tarjetita con letra algo desprolija: “Mi nena, te amo más que nunca, mucho más de lo que lo hice siempre. ¡Perdoname!” Dio la dirección a donde debía ser enviado el ramo, pagó con su tarjeta de crédito y se marchó rápidamente. Se le hacía tarde para ir a la oficina y aún se sentía algo dormido. Es que había tenido una mala noche. Había discutido con Milagros, su amante desde hacía dos años y nada podía estar tan mal para él. Con Silvia, su mujer, si bien aún convivían, ya hacía casi tres años que no se dirigían la palabra, y ni hablemos de acostarse juntos. Pero nunca quisieron terminar de separarse para no perjudicar aún más a Mati, su único hijo, que con solo cinco años había estado reunido más tiempo con doctores que con otros niños, por culpa de una dolencia que apareció en el mismo momento en que vino al mundo.
Durante todo el día Héctor intentó comunicarse con Milagros, pero no tuvo suerte. Por lo visto ella seguía enojada con él y no tenía intenciones de volver a hablarle. Eso un poco lo sorprendió porque ella no solía ser muy rencorosa y esperaba que con el presente que le había enviado bastara para una reconciliación.
Cuando a la noche regresó a su casa, Silvia lo estaba esperando en el living. Ella estaba emocionada y se la veía muy feliz. Apenas atravesó el umbral de la puerta ella se le tiró encima para abrazarlo y besarlo y decirle que ella aún lo amaba.
“¡Gracias mi amor, gracias! Claro que te perdono, ¡me enviaste flores para la fecha en que nos pusimos de novios! ¿Cómo lo recordaste? ¡Además el detalle! Hacía cuanto tiempo ya que no me llamabas “mi nena”… Yo también te amo, Héctor…”
Él tardo un par de segundos para entender lo que había sucedido. En la mañana, aún algo somnoliento, dio la dirección incorrecta y el empleado de la florería en lugar de enviar las flores a Milagros se las entregó a Silvia. Todo lo demás fue pura casualidad. O el destino. Porque en lugar de reconciliarse con su amante, esa misma noche, se reconcilió finalmente con su mujer.

miércoles, octubre 13

Pasatiempos


Cuando completé ese crucigrama que salía en el diario, observé azorado que el nombre que se formaba en la columna central de ese juego era ni más ni menos que mi nombre. Extrañado, llamé a la redacción del diario para averiguar si todo era producto de la casualidad o si había algún motivo para ello. Desde la imprenta me informaron que ellos no tenían nada que ver con la edición de los crucigramas y que ellos, en realidad, los compraban a una editorial española. A la semana siguiente, haciendo otro crucigrama que publicaba el mismo diario, descubrí que las letras del casillero vertical formaban el apodo con que me solía llamar mi padre cuando yo era solo un niño. Volví a llamar al diario y me volvieron a dar la misma respuesta, agregando que ya dejara de molestar con lo de los crucigramas y que ante cualquier duda averiguara con no se cual empresa de España. Una semana después, nuevamente tras terminar un crucigrama, contemplo algo extraño: en una de las columnas verticales, las primeras letras de cada palabra formaban la siguiente frase: “Tu morirás”. No se porque, pero aún sabiendo que todo eso se debía a una simple casualidad, sentí que en cierta forma el mensaje iba dirigido a mí. Un escalofrío me subió por la espalda y a partir de ese momento me prometí dejar de hacer crucigramas para siempre.
Para no aburrirme, hoy me puse a jugar un simple e inofensivo sudoku que aparecía en una revista, pero inmediatamente dejé de hacerlo apenas me di cuenta que los números de la primera fila horizontal correspondían a los de mi Documento Nacional de Identidad.

sábado, octubre 9

El Gran Milton

"Un ángel". Pintura de Antonio Seguí

El imponente cartel había convocado a mucha gente para ver la función. “Milton, el más grande hipnotizador de todos los tiempos”.
El teatro estaba colmado y en la atmosfera reinaba la ansiedad, la curiosidad y el escepticismo. Es que ya en el siglo XXI se hace muy difícil creer en este tipo de espectáculos en los que, como todo el mundo sabe, lo único que hay es show y fraude. Ya quedaron muy lejanos aquellos tiempos en que la gente se creía cualquier cosa. Sin embargo, hoy cualquier cosa se puede hace si se cuenta con un buen representante, un buen publicista y por sobre todo, mucho dinero. Porque el famoso Milton era un acaudalado artista que había incursionado en el hipnotismo primero como hobby y que luego lo tomó como carrera.
De pronto, las luces del teatro se apagaron y un fuerte sonido de trompetas retumbó en la sala a la vez que una grave voz en off lo presentaba.
“Esta noche, ustedes tendrán el honor de ver al más genial profesional del hipnotismo mundial. Con ustedes: ¡El Gran Milton!”
Las luces se encendieron y allí estaba él, sobre el escenario, con el micrófono en la mano. Los espectadores guardaron un respetuoso silencio y se entregaron al espectáculo, divertidos.
“Necesitaré un voluntario… haber… usted señor, si, el de la primera fila, el de camisa gris…”
El señor de la camisa gris subió luego de muchas dudas y cavilaciones, y no se lo veía de muy buen humor que digamos. Claro, en este momento ese pobre señor era el centro de todas las miradas del teatro.
“Bueno señor, su nombre es… ah! Ricardo, bueno Ricardo, usted relájese y no se haga ningún problema que nadie le hará daño. Simplemente relájese, cierre los ojos, respire profundo y a la cuenta de cinco usted quedará completamente dormido. 1, 2 3, 4… 5.” Ricardo quedó instantáneamente dormido.
“Bueno Ricardo, usted a partir de ahora, no será más un humano, usted ahora es un pájaro, digamos, un gorrión…”
Y Ricardo, o quien era Ricardo, comenzó a aletear con lo que antes eran solamente sus brazos y luego de silbar por un rato, comenzó a cobrar altura hasta que, con gran velocidad, pasó volando por sobre las cabezas de todos los que se hallaban presenciando el show. Los espectadores ovacionaron al Gran Milton durante casi media hora y su espectáculo fue todo un éxito.
En tanto, al pobre de Ricardo, a pesar de todos los esfuerzos, aún no han podido atraparlo.