Obra de Rocío Tisera

jueves, enero 22

Si quieres ser estrella de rock...


Joven músico de rock, si crees que el paso del tiempo poco a poco va acabando con tus sueños de éxito, fama y fortuna, si sientes que se te van acabando las oportunidades para llegar a ser un músico reconocido, idolatrado y adorado por tus fans, no te desanimes que aún hay una solución. Si estás por cumplir 27 años y ya te has cansado de luchar por el estrellato, guarda en un buen lugar todos los CDs que hayas grabado con tu grupo, manda algún demo a uno de esos programas rockeros de FM y... ¡Suicídate! ¡Si! ¡Quítate la vida! No puede fallar, sino fíjate: Kurt Cobain (Nirvana), Jimi Hendrix, Jim Morrison (The Doors), Brian Jones (Rolling Stones), Janis Joplin... Todos ellos murieron a los 27. (Sin olvidar que Syd Vicious, el de los Pistols, incluso murió a los 22 años) Está bien, se que no vas a poder disfrutar de la fama, pero solo piensa que tu tumba será la más visitada del cementerio y que en un par de meses tu rostro estará impreso en todas las remeras que usaran los adolescentes y que en un par de años tu nombre aparecerá en todas las enciclopedias.
Ya sabes, joven músico de rock, a los 27 años un simple disparo... ¡y al estrellato!

martes, enero 20

Profunda noche

(Dibu de Rocío Tisera)

Veo a una gigantesca luna que aparece ante mis ojos y a medida que se eleva en las alturas comienza a arrojar grises noches por sobre los techos de las miserables y tristes casuchas.
Veo un viejo tren que marcha furiosamente, como si se tratase de un implacable matón que persigue y acorrala, por sobre las oxidadas vías, a su espantada víctima.
Veo en la calle a unos muchachos que se encuentran melancólicos (y quizás demasiado alcohólicos) ladrándose con toda la furia que les permite sus gargantas, intentando ocultar que no tienen las agallas suficientes como para poder morderse.
Veo, bajo esa media luz que nos regala el cielo, como los ángeles intentan pasar desapercibidos entremedio de una turba de demonios.
Y siento como el aire se está volviendo cada vez más denso, intensamente tenso, abortando cada palabra que intenta pronunciar la boca reseca.
Y percibo que la oscuridad ya dejó de protegerme y que quedé a merced de la asquerosa realidad que me embiste deliberadamente, una y otra vez, con toda su furia.
Y creo, que el barro que mastican mis muelas es mejor que toda esa mierda que acostumbra a comer el resto.
Cierro mis cansados ojos para dejar de presenciar lo que sucede a mi alrededor, pero me es imposible dejar de escucharlo todo. Porque es en la profunda noche cuando mejor pueden reconocerse cada una de las miles de voces que susurran, blasfeman e injurian a escondidas. Porque la luna sigue allí, y yo aún sigo aquí esperando, sabiendo que este hechizo que me mantiene atado a la nada solo podrá destruirse cuando en el horizonte estalle la primera luz del sol.
Veo, siento, percibo. Y aún creo.

domingo, enero 18

Pueblo


Un simple destello puede condenar para siempre a todo un Pueblo, por más inteligente y astuto que él se crea. Por ejemplo, yo se de un exótico lugar en donde su Pueblo un día contempló el resplandor más bello e hipnótico que puede llegar a existir en el mundo entero, y no pudo resistir la tentación de salir corriendo enloquecidamente a su encuentro. ¡Vaya decepción! Aquel brillo que lo enceguecía, que lo atraía, no provenía como él hubiera deseado del dulce y preciado oro o de un mágico baúl repleto de joyas y de tesoros. El brillo nacía de unas nuevas, relucientes y pesadas cadenas que esperaban ansiosas por él. Cadenas, que el día de hoy aún lleva firmemente sujetas alrededor de él. ¡Pobre Pueblo! Si tú tan solo lo conocieras…

viernes, enero 16

S.O.S.

(Salvador Dalí)

Soy Oscuro Ser,
Solo Observo Soledad.
Siembro Odios Sigilosos
Saboreando Ordinarios Sacrificios.
Si Olvido Soñar,
Suelo Oír Susurros.
Singulares Ondas Sedantes
Sedientas, Orgullosas, Sediciosas…

Somnolienta Oda Suicida
Suda Ociosa Sal
Sombreando Orgánicas Superficies,
Serenas Obscenidades Surrealistas.
Sádico Oráculo Santo
Sutilmente Obtiene Sangre,
Saciándose Obstinado, Salvajemente,
Segregando Oxigenada Saliva.

Surgen Olores Sepulcrales,
Suenan Opresivos Sonidos
Sobre Oportunos Sitios,
Señales Olvidadas Supuran.
Siguiendo Ordenadamente Signos,
Símbolos, Objetos Subliminales,
Subo Ocres Sierras,
Selecciono Otras Salidas.

Suficientes Ocasiones Sospeché
Secretos, Ocultos Simulacros,
Sufrí Obediencia Servilmente,
Sostuve Obligado Sigilo.
Soporte Ofensas Saturadas
Segundos O Siglos.
Soy Oscuro Ser,
Solo Observo Soledad.

miércoles, enero 14

Podría...

Estaba sentado en una solitaria mesa de un bar. Iba por el tercer whisky y ya me había dado cuenta de que ella no iba a venir. Por lo tanto, podría haberme tomado todos los whiskys que hubieran sido necesarios para olvidarme de aquella mala mujer, de mi ser miserable, del mundo que me rodea… Bueno, al menos eso es lo que habría hecho. Porque no había terminado mi vaso aún, cuando una parejita de jóvenes novios, enamorados e imbéciles como son todos ellos, terminaron sentándose en una mesa cercana. No pude impedir escuchar esas empalagosas, cursis y estúpidas palabras que ellos se decían, mientras se tomaban fuertemente de la mano y se miraban a los ojos como poseídos. No se porque, lo que ellos hablaron aquella lejana noche, aún resuena en mi memoria, desesperándome, torturándome…

“-Podría ser optimista, y decir que siempre estaremos juntos.
-Podría ser pesimista, y decir que el día en que tú no estés más a mi lado, no será necesario quitarme la vida para convertirme en un triste fantasma.
-Podría ser terco, y decir que te perseguiré por todo el universo hasta que por fin conquiste tu corazón.
-Podría ser sumisa, y decir que por un beso tuyo soy capaz de dar la vida.
-Podría ser fanfarrón, y decir que no existe alguien en el mundo que te ame tanto como yo.
-Podría ser mentirosa, y decir que nunca me hiciste sufrir, que nunca me robaste la calma.
-Podría ser muchas cosas pero prefiero ser totalmente sincero para así poder decirte que aún estoy enamorado de ti.
-Podría ser celosa, y enfrentarme con todo aquel que ose mirarte, rivalizar con quienes intenten acercarse a ti.
-Podría ser escéptico y decir que por más que sea imposible estar juntos para siempre, eso no quita que pueda amarte por toda la eternidad.
-Podría ser crédula, y decir que nuestras almas jamás podrán separarse.
-¡Te amo, mi Chuchis…!”
-¡Te amo, mi Chonchis…!”

Estoy sentado en mi reposera, en el fresco patio de mi casa. Es de noche y puedo ver miles y miles de estrellas. Puede ser porque no hay luna, o porque estoy a punto de terminar una botella de whisky y hace rato que todo lo veo doble. Aún no me puedo olvidar de ella, ni de mí, ni del mundo. Y para colmo tampoco me puedo olvidar de aquella parejita de boludos que vi en el bar. ¡Por Dios! ¡Como pueden ser tan ingenuos! Nada dura para siempre, ni el mismo universo. El amor solo perdura en el recuerdo, y en el recuerdo solitario para colmo. ¡Le habré dicho palabras semejantes, igual de estúpidas quizás, a esa mujer que me convirtió en esta piltrafa despreciable que ahora mira el cielo implorando a un dios en el que ni siquiera cree, que ella regrese y todo sea como antes, rogando a una incierta divinidad cósmica que ella vuelva para nunca más marcharse y que me perdone para siempre y que me ame como alguna vez llegó a hacerlo!

“-Podría ser un soñador y decir que te convertiré en mi princesa y que te daré todo lo que desees tener.
-Podría ser realista y decir que tú eres la única persona con la que quiero pasar el resto de mis días.
-Podría ser sádico y decir que me gustaría que mueras de amor por mí.
-Podría ser masoquista y decir que por más que me hagas sufrir nunca olvidaré que yo solo vivo por vos.
-¡Te amo!
-¡Mas te amo yo!”

¡Basta, por favor! ¡Baaastaaa…! ¡Dios, quita todo de mi maldita cabeza de una buena vez!

lunes, enero 12

Me estoy poniendo viejo


Me estoy poniendo viejo, lo se. Lo se, porque prefiero la calma de una cama cálida al jubiloso descontrol festivo de la noche. Lo se, porque sin saber como, sin saber cuando, comenzaron a gustarme aquellas poesías que yo solía juzgar de cursis y que ahora las considero profundas.
Me estoy poniendo viejo, lo se. Vaya que lo se. Lo se porque ya no siento miedo de mi muerte si no la tuya y la de ella. Lo se, porque ahora no solo temo a que me dejes sino también a quedarme solo, porque no sufro el hecho de que me olvides sino a ese cruel olvido mismo que te reduce a la nada.
Me estoy poniendo viejo, lo se. Lo se, porque por primera vez lo estoy escribiendo, lo se porque hoy son más los recuerdos que los proyectos, porque es mas frondoso mi pasado que mi futuro. Lo se porque cada noche me visitan aquellos fantasmas que tanto ame. Lo se, porque me duele el alma más que la columna, lo se, porque me mata mas la pena que la humedad.
Me estoy poniendo viejo, lo se, y eso es irrefutable, y eso es irremediable…

sábado, enero 10

Lo imperdonable


“A medida que pasan los años, una pareja puede perder la pasión, el entusiasmo, los proyectos, etc. Hay matrimonios que se mantienen unidos durante décadas y en los que quizás ya se perdió el amor, reemplazado eso si, por el compañerismo y por esa forma especial de amistad y afecto que se genera con el tiempo. En fin, una pareja puede carecer de uno o de muchos atributos sin que se resienta, pero lo único que nunca puede faltarle es la confianza, la lealtad. Porque nunca se termina de perdonar una infidelidad. La persona que resulto engañada puede disimular y disminuir esa mezcla de ira, vergüenza, decepción y pena que puede llegar a sentir, pero nunca podrá olvidar lo sufrido por completo. Esa persona, herida en su orgullo, quizás intente vengarse siendo también infiel, o celará enfermizamente a su pareja temiendo ser nuevamente engañada, o le recordará una y otra vez, echándole en cara cada vez que la discusión lo permita, aquella infidelidad que el otro u otra le infringió. Y ni hablar de finales muchísimos más trágicos como los que suelen aparecer en los noticieros, secuestros de hijos, homicidios, suicidios, todos ellos debidos a dramas pasionales. Cuando en un matrimonio o un noviazgo, la relación no da para más, creo que lo más conveniente es hablar el tema de frente y terminar por las buenas, y no hacerle sufrir esa horrible humillación a esa persona que alguna vez se amó…”
Esto fue lo que me dijo mi psicoanalista en la sesión de ayer y esas palabras aún no dejan de resonar en mi cabeza. Y creo que él tiene razón. Hoy le diré a Micaela toda lo que le he ocultado en este largo tiempo. Y espero que ella haga exactamente lo mismo. Y ojalá que todo termine allí, por las buenas, hablando como os que somos, y que no sea necesario que tenga que utilizar el arma que llevo escondida entre mis ropas.

jueves, enero 8

Llegué a estar tan...


Llegué a estar tan solo que preferí estar mal acompañado.
Llegué a estar tan aburrido que me había convertido en un gran dique que se rebalsaba de tiempo perdido.
Llegué a estar con tanta mala suerte que la melodía más hermosa que había escuchado fue la que me terminó de ensordecer.
Llegué a estar tan desahuciado que ignoraba a los demás de la misma manera en que pretendía ser ignorado por ellos.
Llegué a estar tan depresivo que los viejos amores ya no lograban embriagarme, que los dulces licores habían dejado de excitarme, y temía haber perdido el efecto que ellos causaban en mí.
Llegué a estar tan desesperado que tuve que enfrentarme a esa encrucijada del destino en la que debo matar lo que me lastima o dejarme caer sumisamente.
Llegué a estar tan cobarde que me había convertido en un perro que ladraba pero no se animaba a morder.
Llegué a estar tan apagado que lo único que podía llegar a sucederme es que comenzara a brillar con toda intensidad, otra vez.
Llegué a estar tan cansado que mi mente solía continuar el viaje que mi cuerpo abandonaba con fácil resignación.
Llegué a estar tan pesimista que creía que iba a ser el primero en partir de este mundo y al final terminé encontrándome solo, enterrando a todos.
Llegué a estar tan solo que, por las dudas, aún prefiero estar mal acompañado.

martes, enero 6

Gélida llovizna


La única manera de contemplar esta gélida llovizna, sin sentir esa asquerosa y patética melancolía de siempre, es teniéndote cerca. De otra forma, esta tarde tan angustiante se transformaría en una pantalla gigante en la que serían proyectadas aquellas tristes imágenes que durante tanto tiempo he alejado de mi conciencia. Porque el sonido de cada gota anuncia la llegada de un nuevo recuerdo que empañará la mirada, distorsionando este paisaje cada vez mas y mas, al punto de dejarme casi ciego. Porque la luz de un nuevo relámpago me despierta sobresaltadamente de ese trance en el que caigo, víctima de tanto vacío, de tanta nostalgia.
Por todo esto, gracias. Si no fuera por tu compañía, por tu indispensable presencia, este espectáculo de la naturaleza, tan bello para la mayoría de las personas, no sería más que una cruel e infinita tortura para mi alma. Gracias, hermosa…

domingo, enero 4

Entidades Públicas


Tres de la mañana. La botella de whisky ya perdió la mitad de su contenido debido a mi sed de borrachera. Hay música sonando a lo lejos, música de mi adolescencia, un rock que me recuerda a ella, a mí, a aquellos locos y bellos tiempos que se perdieron para siempre. Sobre la mesa, al lado de mi vaso ahora vacío, tengo mi arma cargada, dispuesta para ser usada. Tomo un trago más, como para darme un poco de coraje, pero, no se porque, no me animo y mi dedo índice sigue sin atreverse a jalar de una vez del gatillo. Realmente no se si esto es bueno o no. Vuelvo a dejar el revólver sobre la mesa y me levanto tambaleando rumbo a la cocina. Busco entre los diarios, tomo un suplemento y encuentro una sección que dice: “Entidades Públicas”. Mi estado alcohólico me hace ver doble, triple, pero algo alcanzo a leer: “Centro de Asistencia al Suicida”. Voy hasta el teléfono, marco el número que allí aparece y esperé. Al instante me atendió una voz femenina. Intenté hablar pero no pude, ya que aquella voz era en realidad una grabación. “El Centro de Asistencia al Suicida atiende de lunes a viernes desde las nueve hasta las veintiún horas”, me explicó esa voz sin vida. Pero hoy es sábado y deben ser algo así como las tres de la mañana. O sea que esa “Entidad” atiende solo a aquellos “afortunados” que intentan suicidarse en los días y las horas menos probables de acuerdo a las estadísticas… Pero en realidad no me importó mucho. Me volví a sentar, tomé un par de vasos más de whisky y me quedé dormido sobre la mesa.

El próximo lunes a las nueve de la mañana, abriré una nueva botella y empezaré a tomar tanto como lo hice anoche, llamaré al “Centro de Asistencia al Suicida” y le haré escuchar en vivo y en directo al hijo de mil puta que me atienda el llamado, el bello sonido que realizará mi arma cuando me dispare para quitarme, al fin, la vida.
¡Entidades Públicas! Es demasiada burocracia para un pobre diablo que solo intenta volarse los sesos…

viernes, enero 2

Árbol que se quema


Soy un árbol que se quema.
Se incendia mi existencia.
Siento que de mis heridas
brota la espesa savia
ardiendo como lava.
Hundo mis raíces
en el humus profundo,
buscando humedad,
la fresca gota
que pueda calmar
esta desconocida sed.
Pero creo que hoy
la suerte me abandonó,
y a aquella vital agua
no consigo hallarla,
no logro beberla.
Se que todo esto
ya ha dejado de ser
el mágico bosque de siempre
que me protegía y amaba,
y que ahora
tan solo formo parte
de un tétrico cementerio
que huele a madera quemada.
Y se también
que de este lúgubre sitio
nunca podré huir,
sino tan solo contemplar,
impotentemente,
como se aproxima
con cruel lentitud hacia a mí,
esas doradas y majestuosas llamas
que ansían consumirme.
Me queda muy poco tiempo,
ya lo acepté con resignación.
Lamento no llegar de pie
para sentir aquel fuerte viento
que aparece cada otoño,
y que desviste por completo
mis inmensas ramas.
Me gusta ver
como mis hojas secas
quedan desparramadas
sobre la hierba amarilla.
Me gusta imaginar
que todas ellas forman
una cálida y mullida cama
en donde a la hora de la siesta
duerme mi desnuda sombra.
Lamento no poder gritar,
llorar, huir,
pelear, defenderme…
Este es mi destino
Y no puedo luchar contra él.
Porque yo solo soy un árbol.
Un simple árbol que se quema.