Obra de Rocío Tisera

lunes, abril 18

Invisible

Obra de Roberto Aizenberg


Muchas personas, entre las que me incluyo, alguna vez han fantaseado con la posibilidad de volverse totalmente invisible y realizar distintas acciones amparándose en ese increíble anonimato. Actos como realizar bromas pesadas a la gente que se detesta, robar bancos, meterse en el baño de las mujeres (o de los hombres, según corresponda), meterse en una cancha de fútbol y hacer que el equipo de nuestros amores marqué un gol insólito y situaciones muchísimas más ingeniosas que estas que mencioné, en alguna oportunidad seguramente han pasado por las cabecitas locas de todos. Pues bien, en las antípodas de este razonamiento se encuentra El Ente, alguien quien no recuerda quien es, pero que se deduce persona y que, precisamente, cuenta con la particularidad de ser invisible. El problema es que él añora profundamente con la posibilidad de volverse visible alguna vez. Porque El Ente ya se cansó de realizar todo tipo de travesuras, bromas pesadas y maldades, aprovechando que nadie puede verlo. Él, lo único que quiere es que alguna vez una mujer lo mire a los ojos, que un amigo de la infancia lo reconozca en la calle y le de un fuerte abrazo, tener un hijo con el que pueda jugar a las escondidas, poder llevar una vida común y corriente como todas esas personas que él ve por allí. ¡Pobre Ente! No recuerda como llegó a este mundo, ni siquiera el más mínimo detalle de su infancia. Solo sabe que nadie lo ve, que nadie lo tiene en cuenta. Él no existe para los demás, y lo peor de todo es que él también está comenzando a creer en ello…

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