Obra de Rocío Tisera

lunes, octubre 13

Pasto amarillo


El pasto abandona su vida y se tiñe de amarillo, se vuelve seco, quebradizo y sumisamente se deja consumir por esas llamas doradas que nacieron del fósforo que aún sostengo entre mis temblorosos dedos. Todo el campo que alguna vez fue verde, comienza a arder y no puedo evitar que mi mente compare esas cenizas que flotan en el turbio aire con aquellos días que alguna vez tuve la suerte de vivir y que se incendiaron inevitablemente, con voracidad, ante mis rojos ojos. Puedo ver con claridad, iluminado por aquel fuego colosal, como mis manos, mi vieja piel, poco a poco comienza a tornarse de un ígneo color amarillo, al igual que aquellos pastos. Se muy bien que nunca mi ser ha estado tan cerca de arder. Y se también que una vez que comience a arder, lo haré con tanta furia que no habrá lluvia ni viento que puedan apagarme…

No hay comentarios.: