Obra de Rocío Tisera

miércoles, octubre 13

Pasatiempos


Cuando completé ese crucigrama que salía en el diario, observé azorado que el nombre que se formaba en la columna central de ese juego era ni más ni menos que mi nombre. Extrañado, llamé a la redacción del diario para averiguar si todo era producto de la casualidad o si había algún motivo para ello. Desde la imprenta me informaron que ellos no tenían nada que ver con la edición de los crucigramas y que ellos, en realidad, los compraban a una editorial española. A la semana siguiente, haciendo otro crucigrama que publicaba el mismo diario, descubrí que las letras del casillero vertical formaban el apodo con que me solía llamar mi padre cuando yo era solo un niño. Volví a llamar al diario y me volvieron a dar la misma respuesta, agregando que ya dejara de molestar con lo de los crucigramas y que ante cualquier duda averiguara con no se cual empresa de España. Una semana después, nuevamente tras terminar un crucigrama, contemplo algo extraño: en una de las columnas verticales, las primeras letras de cada palabra formaban la siguiente frase: “Tu morirás”. No se porque, pero aún sabiendo que todo eso se debía a una simple casualidad, sentí que en cierta forma el mensaje iba dirigido a mí. Un escalofrío me subió por la espalda y a partir de ese momento me prometí dejar de hacer crucigramas para siempre.
Para no aburrirme, hoy me puse a jugar un simple e inofensivo sudoku que aparecía en una revista, pero inmediatamente dejé de hacerlo apenas me di cuenta que los números de la primera fila horizontal correspondían a los de mi Documento Nacional de Identidad.

2 comentarios:

Jonessy James dijo...

fantástico. realmente fantástico.

te has superado a vos mismo ocn este cuento


saludos

jonessy

Pantera dijo...

El inicio de un libro de ciencia ficción quizás? muy bueno!