Obra de Rocío Tisera

sábado, septiembre 13

Me persiguen


Me persiguen los segundos, los minutos, las horas, los días.
Me persiguen implacablemente, con paciencia, muy lentamente.
Me persiguen confiados porque saben que al final me alcanzarán, porque conocen muy bien cual será el final de esta pálida historia.
Me persiguen las semanas, los meses, los años, las décadas, y soy una presa fácil, una víctima débil e indefensa que espera con resignación que el colmillo del tiempo muerda mi cansado corazón y lo devore. Solo en ese momento el reloj se detendrá y todo, por fin, dejará de correr. Para siempre.

3 comentarios:

Carlos Alberto dijo...

Gustavo:

Sí, es muy duro vivir con esos pensamientos. Sobre todo cuando ya no se tienen veinte años y toda la vida por delante. Es difícil enfrentarse a esa impactante realidad. Por ahora, que yo sepa, nada podemos hacer. Salvo resignarnos a lo inevitable o refugiarnos en las promesas de la fantasía.

Pero la ciencia, Gustavo, no tiene por qué resignarse a esa espantosa realidad. La ciencia vencerá al tiempo. Quiero decir: a la vejez y a la muerte. Pondrá a la muerte de rodillas y le cortará el cogote. Que es lo que todos estamos esperando. Y todos aquellos que sean testigos de ese hecho milagroso, se pondrán de pie y aplaudirán hasta que les duelan las manos, y gritarán de alegría, y llorarán de emoción, y se abrazarán unos con otros. Será como estar en el Cielo, en el Paraíso, en el mejor de los mundos.

Sí, todo es posible para la ciencia. Porque la ciencia no tiene límites. Que sea capaz de resolver los grandes problemas, los que tanto nos atormentan, sólo es, curiosamente, una cuestión de tiempo.

La vida de los humanos, en los próximos cien años, cambiará de una manera extraordinaria. ¡Benditos los que son niños o están naciendo en este momento!

Ahora recuerdo la canción que cantaba Cafrune (que en paz descanse):

Zamba de mi esperanza

El tiempo, que va pasando
como la vida, no vuelve más.
El tiempo me va matando
y tu cariño será, será.

Saludos.

Unknown dijo...

Acuerdate de Cronos, cómo deboraba a sus hijos, estamos a su merced.

Flako dijo...

Este devenir del tiempo es necesario; la eternidad del ser nos traería funestas consecuencias. Ojalá que la ciencia nunca pueda vencer al imbatible tiempo.