Obra de Rocío Tisera

jueves, abril 23

La mano de Dios


22 de Junio de 1986. Mundial de Fútbol de México. Estadio Azteca.
La Selección Argentina se enfrenta contra la de Inglaterra. A los 6 minutos del segundo tiempo, Diego Armando Maradona, de ahora en más D10S, se eleva por los aires dentro del área inglesa y cabecea la pelota con su mano izquierda desaireando al arquero Peter Shilton. El balón ingresó en el arco británico y el árbitro tunecino Bennaceur, seguramente un adorador más de D10S, convalido el gol sin dudar. ¡¡¡Gooooool!!! Argentina 1 Inglaterra 0. Reconozco que a este gol lo grité casi tanto como el que el mismísimo D10S convirtió tan solo cuatro minutos después, ni más ni menos que el mejor gol en la historia de los mundiales, el de la apilada inolvidable. Yo por entonces tenía solo 13 años, y por esas cosas propias de la ingenuidad y el fanatismo, sentí que con ese gol ilegítimo vengábamos aquel partido del mundial de Inglaterra en 1966 en que ante el dueño de casa, la mano negra de un árbitro alemán nos había dejado fuera de competencia, como así también nos desquitábamos de siglos de piratería inglesa, y hasta de la derrota en la tristísima Guerra de las Islas Malvinas (lamentablemente, aún Falklands). Si, se que viendo esa jugada a la distancia, tras el implacable paso del tiempo, es imposible llegar a la conclusión de que el gol es un completo fraude, que es un gesto antideportivo, que es un acto deshonesto, tramposo y que es un mal ejemplo para todos los niños del mundo que practican deportes. Pero… ¡Qué mierda! Aún hoy cuando por los canales de deportes repiten de tanto en tanto este gol, se me pone la piel de gallina de la misma forma que con el segundo que hizo D10S. ¡¡¡Gooooool!!! ¡Gol mierda! ¡Por fin pudimos joder a los ingleses! ¡¡¡Al fin los cagamos una vez!!!

No hay comentarios.: