Obra de Rocío Tisera

sábado, diciembre 6

La Santa


La abuelita encendió la vela luego de tres intentos frustrados y la dejó sobre un cenicero de color dorado, encima de un viejo cajón de manzanas que le servía de mesita de luz. Sus manos huesudas y temblorosas apenas podían sostener la caja de fósforos. Afuera hacía frío y su humilde casucha era casi una heladera, al igual que la mayoría de esas precarias viviendas que estaban construidas en ese barrio marginal. Y para empeorar las cosas, se había cortado la luz. Quizás el transformador de la cuadra se quemó debido a todas las conexiones ilegales realizadas por los habitantes de esa villa miseria. Quizás el cable con que estaba “enganchada” a la línea se había descolgado por el viento. La abuelita tomó una estampita de Santa Rita, la hacedora de milagros, y la colocó detrás de la vela. Ahora la lumbre no solo iluminaba su habitación, sino que también servía de ofrenda a la santa. “Santa Rita, Patrona de los milagros, por favor ayuda a mi nietito que está en la cárcel, ayuda a mi hijo a conseguir trabajo, dale salud a mi pobre hijita, Santa Rita, por favor, ayúdanos… Amén”. La viejita se persignó respetuosamente y se secó las lágrimas de su arrugado rostro. El viento soplaba fuerte y esa casita hecho de maderas y chapas apenas podía resistir los furiosos embates del gélido aire.
La abuelita tomó un rústico rosario de madera que había sido de su madre y del que nunca se separaba, y se puso a rezar nuevamente ante la estampita. Ahora pidió por su salud, para que pudiera llegar sanita a la semana próxima para poder festejar su cumpleaños número setenta y cinco junto a su familia. Y pidió también por la salud de sus tres hermanos, aunque hacía años que no los viera y ni siquiera tenía alguna noticia de ellos. La abuelita luego cenó una aguachenta sopa, tomó todos sus remedios, preparó una bolsa con agua caliente para calentarse los pies y bien abrigada, se acostó. Escuchó algo del noticiero de la radio, hasta que las pilas terminaron de agotarse, y se durmió rápidamente, escuchando el silbido del viento entre las ramas de los árboles.
Al día siguiente, los bomberos lucharon durante horas hasta que pudieron apagar el impresionante incendio que devoró cinco viviendas precarias de la villa miseria.
El fuego comenzó en la vivienda de la abuelita, cuando el viento que se colaba por algunos resquicios de las paredes de madera volteó la vela, que desafortunadamente cayó encendida sobre una pila de ropa que se hallaba en el piso. Las llamas se propagaron con velocidad. Sobre la cama, los policías pudieron encontrar el cuerpo calcinado de la anciana. Quizás, ella nunca se dio cuenta del incendio. Los forenses opinaron que ella ya había muerto antes debido a la asfixia ocasionada por el humo.
Lo que aún no se pudieron explicar y que probablemente nunca logren saber, es porque ese viejo rosario de madera que la viejita tenía aferrado entre sus manos no se quemó, tal como lo hizo el resto de la casa. Tal vez, ese fue el único milagro visible que pudo realizar la Santa aquella terrible noche…

4 comentarios:

mia dijo...

Muy fuerte e intenso!

(Nadie puede volver

a ser el que ha sido)

Ni tener los mismos

sueños de cuando

era pequeño!

El rosario tal vez

estaba impregnado,

de la sangre de quien

tanto había orado...

Muy bello...

Tal vez"ella"

Nunca perdió

totalmente su

inocencia,como tú,y yo!

♥♥♥besos♥♥♥

Patricia Polo dijo...

Que wena historia y pensar q a veces uno siempre se pregunta porq paso tal cosa y que fue realmente un milagro, los milagros existen aunq nunca me ha pasado, pero creo q la esperanza de saberlo, queda...
y creo q el dolor es lo que nunca se olvida, porque amar se puede volver a amar...

mdp,,

Nautilus dijo...

Muy bueno, como siempre :-)

Por cierto Gustavo, pásate por mi blog para recoger el premio "I love your blog" que te he concedido ^_^

Un saludo.

Sebastián dijo...

Excelente, lindo y finalmente funesto relato (por el triste desenlace)... qué decir? los milagros existen, en alguna de las medidas...
de verdad, me sentí conmovido por lo de la viejita, te felicito.. así como una vez en uno de mis relatos dijiste que mi personaje se tendría que dedicar a "darle a la cerveza no más", pues aquí no queda más que el rosario para los sucesores de la ancianita.

Excelente de nuevo, y te conmino a que visites otro de mis blogs

http://reflejodelsentir.blogspot.com

(ya el de los relatosdepacotilla lo conoces).

Gracias y Muchos Éxitos.