Obra de Rocío Tisera

viernes, diciembre 5

Instante

"Persistencia de la memoria" - Dalí


ACLARACIÓN: Vi como un millón de películas y de series de televisión que trataban sobre este tema (el mejor de todos, el capítulo de Los Simpsons). Todos ellos lograron buenas historias, entonces es lícito pensar: ¿Para que mierda escribir otra vez sobre lo mismo, con el agravante de que esta no es una buena historia? ¡Y qué se yo! Lo único que se es que me sobra el tiempo…

Me encontraba sentado en un banco de la plaza, solo, cansado, aburrido. No tenía nada que hacer y solo estaba allí intentando matar el tiempo. ¡Vaya paradoja que encierra esa frase! ¡Yo “matando” al tiempo! Miré mi reloj por enésima vez y comprobé que las agujillas se habían detenido. “¡Maldita Pila!”, fue lo primero que pensé. Y comencé a darle un par de golpecitos para ver si así podía hacerlo funcionar nuevamente, pero no hubo caso. El reloj se clavó a las 5 y 53 de la tarde. Me lo quité de la muñeca y lo guardé en un bolsillo del pantalón, y me levanté de allí dispuesto a realizar una breve caminata por el barrio. Y apenas eleve la mirada, me puse a contemplar detenidamente a mi alrededor, inquieto por un detalle muy particular: ¡Hacia ya un rato que no se escuchaba ningún tipo de ruido! Ningún sonido, ninguna voz, ningún ladrido, ni el estallido de un caño de escape, ni el ronquido de un motor, nada de nada… “Me estoy quedando completamente sordo”, me dije resignado, y comencé a caminar rumbo a la avenida. Cuando crucé la calle, pude ver que todos los autos, motos, camiones, ómnibus, bicicletas, todos, se encontraban totalmente inmóviles. En la vereda de enfrente la gente se encontraba estática, como petrificada, y daba mucha impresión ver como una niña que estaba saltando una soga, había quedado suspendida en el aire, como si estuviera colgada de unas cuerdas invisibles, al igual que unas cuantas hojas que se habían desprendido de las ramas de los viejos árboles y que también levitaban mágicamente ante mis ojos, sin llegar nunca a tocar el suelo. No soplaba el viento, no volaban moscas, un avión había quedado congelado en el cielo, los pájaros estaban en el aire sin aletear, sin moverse de ese mismo punto. El chorro de agua que salía de la fuente de la plaza, también había quedado detenido, describiendo una curva que daba la impresión de ser en realidad un fragmento de hielo, pero que al tocarlo, podía darme cuenta de que aún continuaba en estado líquido, por más que esa agua no se escurriera entre mis dedos. Todo estaba quieto como si fuera una foto, un cuadro, una postal.

Todo se encuentra aún tan quieto como antes, hasta puedo pasar entre medio de la gente que se encuentra inmóvil como si fueran estatuas, y gritarles y tocarles y golpearles, y aún así no despiertan, no salen de este embrujo y continúan con sus ojos abiertos y brillosos, pero sin ningún señal de vida. No se cuanto tiempo pasó, porque el sol nunca dejó de estar en el mismo lugar, pero calculo que ya debe haber pasado algo así como un día, o un día y medio. “¡Estoy completamente loco!” pensé, y lo peor de todo es que no existe nadie en el mundo que puede curarme…

El tiempo se había detenido para el universo que me rodeaba, pero no para mí, ya que seguí envejeciendo tal como lo haría en el mundo “normal”. Muchas veces intenté suicidarme, pero al final nunca tuve el valor necesario para realizarlo. Ahora estoy viejo, senil, loco, triste y soy el hombre que mas ha estado en soledad en toda la historia de la humanidad. Daría cualquier cosa por volver a escuchar otra vez el sonido de un ser vivo, por ver algo moverse por si mismo, por su propia voluntad.
Pretendía matar el tiempo, haciéndolo correr en vano, y lo único que logré es que se detuviera para todos, quizás hasta el momento en que llegue mi muerte y todo vuelva a la normalidad. O quizás, todo continúe así por toda la eternidad. No se que va a suceder. Solo se que mi reloj aún marca las 5 y 53 de la tarde.

1 comentario:

Caos Alfa dijo...

Pretendía matar el tiempo, haciéndolo correr en vano, y lo único que logré es que se detuviera para todos, quizás hasta el momento en que llegue mi muerte y todo vuelva a la normalidad.

Chapó señor mío. Es usted un verdadero genio. Me ha gustado mucho este relato. Muy bueno.