Obra de Rocío Tisera

viernes, mayo 16

MICROCUENTOS 6


POZO SIN FIN: En el patio de mi casa apareció un pozo que pareciera no tener fin. Quise rellenarlo con tierra y piedras, pero me fue imposible, por más escombros que tirara nunca lograba taparlo. Anoche, pude ver como de su interior brotaba una luz muy blanca y bella, a la vez que sonaba en el aire una música suave y angelical. Hoy, apenas salga el sol y junte un poco de coraje, me lanzaré en su misterioso abismo. Si no regreso, no se aflijan. Lo mismo no tengo nada que perder.

EL CANARIO Y EL ROCK: Una vez, un pequeño canario se posó en mi ventana y comenzó a cantar de una forma muy pero muy bella. Yo, sin dudarlo, abrí la ventana, lo atrapé fácilmente con mi mano y lo metí en una jaula. Pero el canario dejó de cantar. Al poco tiempo el canario murió, lo metí en una bolsa de residuos y lo tiré a la basura. Mucho no me afecto su perdida, ya que justo en esos días me había comprado un equipo de audio de última tecnología, con un sonido muy potente y de mucha calidad.
La verdad, es que no hay nada en el mundo que se compare a escuchar un disco compacto de Pink Floyd en el sistema 5.1.

PARAGOLPES: Una vez, en una reunión, un amigo bromeaba diciendo que el paragolpes de una moto es la misma cabeza del motociclista. Justo a la semana siguiente, ese mismo amigo, chocó con su motocicleta en la ruta. El pobre, estrelló su paragolpes contra un camión.
Con el resto de mis amigos, cada día que pasa, extrañamos mucho sus bromas.

GRILLO: Una noche de verano, se metió en mi casa un grillo que emitía su sonido característico de una manera muy particular. Parecía que cada “cric” que emitía llevaba un cierto orden, una cierta lógica, como si estuviera transmitiendo un mensaje en clave Morse. Realmente, sería una verdadera pena si se tratara de eso y si ese grillo quisiera comunicarse conmigo de esa manera, ya que obviamente, yo no tengo ni la más remota idea de cómo descifrar un mensaje en código Morse.

DORMILÓN: Gus durmió durante toda su existencia. Él, desde su primer minuto de vida, estuvo conectado a un complejo sistema de tubos que lo alimentaban, y era aseado y cuidado las veinticuatro horas por un equipo de enfermeras. Los doctores, a pesar de todos los estudios que habían realizado, no podían descubrir cual era la misteriosa enfermedad que sufría. Es mas, los galenos, extrañados, creían que en realidad él estaba perfectamente sano. Gus, mientras tanto, con sus treinta y cinco años recién cumplidos, continuaba soñando el sueño más bello y más largo de la historia de la Humanidad.

RACISMO: “Que en el lenguaje musical, una blanca valga el doble que una negra, es racismo, que la magia blanca sea buena y la negra mala, es racismo, que Dios sea blanco y el mal negro, es racismo, que el trabajo en blanco sea el legal y el negro el ilegal, es racismo, que en las películas los delincuentes, drogadictos y violadores sean negros, es racismo, hablar de listas negras, de tener un día negro, de trabajar como negro, de que la cosa se viene negra, etc., es racismo…”
De esta manera pensaba un pobre nigeriano que luchaba por sobrevivir con su frágil balsa, a la furiosa tormenta que se desataba sobre el mar Mediterráneo. España, la tierra prometida, aun se encontraba demasiada lejos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que buenos todos Gustavo....me sumo al comentario de Pink Floyd !

Graciela L Arguello dijo...

Formidable, como siempre , Gustavo