Estaba en la cocina, haciendo los deberes del colegio, cuando de pronto me empezó a picar la naríz. Como no tenía pañuelo, extendí mi índice derecho, escarbé en mi naríz y saqué, bien pegado a mi dedo, un moco largo y verdoso. Sin saber como desembarazarme de él, pensé que lo más facil y práctico era pegarlo en la pared. Y así lo hice. Seguí haciendo los deberes, hasta que repentinamente algo me llamó la atención: en la pared, en la misma en la que había pegado aquel moco, un gusano largo y verdoso subía muy lentamente en dirección al techo.
Estoy seguro que ese gusano, es lo que me había sacado de la naríz, solo unos minutos antes. Recién ahora entiendo porque mi mamá nunca, pero nunca, me permite pegar los mocos en la pared.
FINAL VERDOSO
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