Intenté escribirte una carta, pero no pude. No fue por falta de inspiración, ni de ganas, ni ada que se le parezca. Sucede que cada vez que apoyaba el lápiz contra el papel, este comenzaba a arder con un insaciable fuego rojizo. Toda la noche traté en vano de redactarte esa carta, quemando hoja tras hoja cada vez que escribía una simple letra, cada vez que apoyaba la lapicera contra esos renglones.
Perdón, pero me he quedado sin papel.
Perdón, pero el fuego consumió cada palabra.
Probaré suerte mandándote un e-mail, aunque ya todo el mundo sabe lo que le sucedió al anterior teclado de mi computadora.
¿FIN?
6 comentarios:
jajaja gracias
mucha suerte
Tuve miedo de que quemaras la casa,
deje muy poco papel para que me escribieras
pero cuando un relámpago quemo mi modem
supe que me escribías.
Y se que no pararás hasta…
que cada palabra tuya
me llegue el alma.
hola!!!!!!
dios!! que texto tan bonito, es impactante, me ha llamado mucho la atencion, esta muy bien, es...fogoso (y nunca mejor dicho eee)
Espero que todo te vaay bien!
Cuidate
i pasate por mi blog
Excelente, breve y redondito, me encantó. Quiero recibir un incendio en mi correo!!!
Se lee en lo que se consume una cerilla.
Besos incendiarios.
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