
Hilos, hilos por todo mi cuerpo. Nunca lo hubiese imaginado. Nunca lo habría sospechado. Siempre creí a el dueño de cada uno de mis actos, creador de cada pensamiento, responsable de cada una de las palabras que de mi boca nacían.
Hilos, hilos en mis pies, en mis manos, en mi cabeza, en mi cintura...
Nada me perteneció, nunca tuve una vida propia, nunca tuve un mísero sueño nacido de mi alma, nunca tomé en realidad ninguna decisión, nunca elegí que rumbo tomar, nunca dependió de mí la elección de cada opción que se presentaba.
Hilos, hilos rodeándome, apresándome, asfixiándome.
Miro al pasado, reviso mi historia y no puedo creer lo idiota que he sido, cuanta ingenuidad hubo en mi ser. ¡Libre albedrío! ¡Qué estupidez! ¿Cómo pude defender una teoría que ahora se me hace tan absurda?
Hilos, Hilos, tan delgados que parecen transparentes. Hilos que pasan desapercibidos ante cualquier ojo.
Ahora que se la verdad, mi vida no tiene sentido. Existen verdades que es preferible no saberlas, hay misterios que es mejor no develarlos si lo que pretendemos es no alterar nuestras existencias monótonas, pero apacibles.
Hilos, hilos largos, resistentes y fuertes que se mueven uestras cabezas.
Yo lo descubrí sin pretenderlo, cuando la mano que manejaba mi ser, cuando el titiritero que manipulaba cada movimiento de mis miembros, se desplomó a un lado de mí, gigantesco y monstruoso, ya sin vida. Los hilos cayeron de las alturas, de tan alto, que parecían provenir de la inmensidad del cosmos. Mi cuerpo también tocó el piso y me quedé allí, sin moverme, no porque tuviese miedo, sino porque sin el titiritero gigantesco, soy incapaz de poder realizar ni el más mínimo movimiento, ni un paso, ni un pestañeo, ni un saludo. Mis ojos ahora quedaron cerrados, pero ya no me importa, tampoco hay mucho para ver. ¡Para qué observar el mundo! Solo vería miles de millones de títeres como yo, que se creen dueños de sus vidas y que son incapaces de mirar hacia arriba, y ver a esos monstruosos gigantes que con sus hilos, juegan con nosotros.
Hilos, hilos, hilos…
Hilos, hilos en mis pies, en mis manos, en mi cabeza, en mi cintura...
Nada me perteneció, nunca tuve una vida propia, nunca tuve un mísero sueño nacido de mi alma, nunca tomé en realidad ninguna decisión, nunca elegí que rumbo tomar, nunca dependió de mí la elección de cada opción que se presentaba.
Hilos, hilos rodeándome, apresándome, asfixiándome.
Miro al pasado, reviso mi historia y no puedo creer lo idiota que he sido, cuanta ingenuidad hubo en mi ser. ¡Libre albedrío! ¡Qué estupidez! ¿Cómo pude defender una teoría que ahora se me hace tan absurda?
Hilos, Hilos, tan delgados que parecen transparentes. Hilos que pasan desapercibidos ante cualquier ojo.
Ahora que se la verdad, mi vida no tiene sentido. Existen verdades que es preferible no saberlas, hay misterios que es mejor no develarlos si lo que pretendemos es no alterar nuestras existencias monótonas, pero apacibles.
Hilos, hilos largos, resistentes y fuertes que se mueven uestras cabezas.
Yo lo descubrí sin pretenderlo, cuando la mano que manejaba mi ser, cuando el titiritero que manipulaba cada movimiento de mis miembros, se desplomó a un lado de mí, gigantesco y monstruoso, ya sin vida. Los hilos cayeron de las alturas, de tan alto, que parecían provenir de la inmensidad del cosmos. Mi cuerpo también tocó el piso y me quedé allí, sin moverme, no porque tuviese miedo, sino porque sin el titiritero gigantesco, soy incapaz de poder realizar ni el más mínimo movimiento, ni un paso, ni un pestañeo, ni un saludo. Mis ojos ahora quedaron cerrados, pero ya no me importa, tampoco hay mucho para ver. ¡Para qué observar el mundo! Solo vería miles de millones de títeres como yo, que se creen dueños de sus vidas y que son incapaces de mirar hacia arriba, y ver a esos monstruosos gigantes que con sus hilos, juegan con nosotros.
Hilos, hilos, hilos…
FIN
POESÍA EN: "INSUEMNIO" http://insuemnio.blogspot.com/
ALGO ASÍ COMO HUMOR EN: "HUMOR CIEGO" http://humorciego.blog.terra.com.ar/