El abismo estaba a un paso de mis pies. Se encontraba tan virgen para mis incrédulos sentidos, que mi mirada no alcanzaba a apreciar en su total magnitud el misterio y la letalidad que se ocultaba en su profundo ser. Sin saber si seguir contemplando embobadamente aquel paisaje, que me emborrachaba de vértigos y de mareos, o de decidirme de una buena vez por todas a lanzarme para planear por esos tibios aires, con estas alas que todos ven como brazos, con estas plumas que todos ven como cueros, se me ocurrió de pronto que lo mejor que podía hacer en ese momento era abrir de una vez mis ojos para escapar de ese extraño sueño. Y al hacerlo, ya no se encontraba frente a mí ese monstruoso precipicio. Solo estaba cayendo mansamente en el vacío.
Una nueva ocurrencia
Hace 6 días.
4 comentarios:
Muy buena Gustavo
Estaba pensando en la sensación de vértigo abismal antes del salto y justo me encontré tu historia
gracias por la sincronía
le da un toque especial
aunque no sea deliberado...
quizá, precisamente porque no lo es
he pensado tantas veces en hacerlo......
pero con ala delta de por medio!
como siempre....precioso relato.
un beso desde Alicante
Abismo del ser, abismo que se abre en el centro de tu alma y no sabes si saltar o dejarte llevar. Demasiados abismos padecemos ¿por qué?
http://agoniasypalabras.blogspot.com/
Que bien escribes! saludos
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