Obra de Rocío Tisera

miércoles, agosto 20

No apagues la luz



No apagues la luz, que siento mi piel estremecer por ese constante murmullo que ya parece un zumbido, y que proviene de algún lugar oculto de mi cuarto.
No apagues la luz, que mi imaginación ya se puso en marcha, y aparecen en mi mente como relámpagos, como flashes, imágenes burdas, fantásticas, siluetas monstruosas y exuberantes.
No apagues la luz, que ya casi puedo ver a los duendes, a los gnomos, a los hechiceros, a las brujas, al diablo, al ángel…
No apagues la luz, que mis pies no alcanzarán a correr tan rápido como lo necesito para poder escapar de esa maraña de sábanas y acolchados, y salir de esa habitación maldita para llegar a tu dormitorio y saltar a la cama.
No apagues la luz, a no ser que quieras compartir un tercio de tu cama entre tú y mamá, para que yo pueda dormir tranquilo protegido y malcriado.
No apagues la luz, papá, que aún puedo escuchar claramente ese maldito murmullo que no me deja dormir en paz esta noche...

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