“Invierno de 1909. Un joven artista ingresa a la Academia de Arte de Viena. El muchacho, a lo lago del año, demuestra haber asimilado rápidamente los conocimientos técnicos que le brindaron los profesores, con los que pudo pulir y enriquecer su ya soberbio estilo. Así, las pinturas realizadas por el promisorio Adolf Hitler maravillan a los críticos de arte de toda Europa por su refinado buen gusto, reflejado en esos bucólicos paisajes que inspiran paz, espiritualidad y alegría. De aquí a la inmortalidad, el nombre de Hitler será asimilado con lo mas bello que la humanidad le ha legado a este planeta.”
(Esto pudo haber sucedido en realidad, de no ser porque aquellos profesores de la Academia de Viena rechazaron a Hitler por ser un artista demasiado mediocre. De haberlo aceptado, ¿qué rumbo hubiera tomado la historia mundial?)
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