Obra de Rocío Tisera

miércoles, junio 30

René Pérez Joglar "Residente" (Calle 13)



La buena poesía, ¿solo puede provenir de los sofisticados círculos literarios? ¿O puede existir incluso en aquellos ámbitos que no son considerados “intelectuales”? Si bien, las letras de la música reggaeton son en un 99,99 % machistas, sexistas y hacen apología a la violencia y a las drogas (el 0,01 % restante habla de otros asuntos, pero sin dejar de insinuar todo esto, ja), de tanto en tanto en el barro puede hallarse alguna perla. Como esta.

“Canción para un niño de la calle” (René Pérez Joglar “Residente”, con Mercedes Sosa, canción que aparece en el disco de la inolvidable Negra, "Cantora 2")

Todo lo tóxico de mi país a mí me entra por la nariz.
Lavo auto, limpio zapato, huelo pega y también huelo paco.
Robo billeteras pero soy buena gente, soy una sonrisa sin dientes.
Lluvia sin techo, uña con tierra, soy lo que sobró de la guerra.
Un estómago vacío, soy un golpe en la rodilla que se cura con el frío.
El mejor guía turístico del arrabal por tres pesos te paseo por la capital.
No necesito visa para volar por el redondel porque yo juego con aviones de papel.
Arroz con piedra, mango con vino y lo que falta me lo imagino.
Cuando cae la noche duermo despierto, un ojo cerrado y el otro abierto.
Por si los tigres me escupen un balazo.

lunes, junio 28

Agua Bendita



De tanto en tanto, mis padres suelen hacer referencia sobre algo muy extraño que sucedió en el momento de mi bautismo, cuando era un bebé de apenas un par de semanas de vida. Cuentan que al instante en que el sacerdote derramó agua bendita sobre mi frente, yo grité de una manera sorprendente, con tanta potencia que el eco de ese aullido resonó un largo lapso de tiempo por todos los rincones de la iglesia.
Mi mamá jura y perjura, sin poder evitar cierta mueca de espanto al recordarlo, que para ella más que un llanto de niño, le pareció el lamento de un ser oscuro y antiguo, y esto lo dice porque, según mamá, en el grito le pareció escuchar palabras pertenecientes a alguna lengua extraña. Mi papá recuerda que el sacerdote repitió una y mil veces sobre mí la señal de la cruz y que luego de casi echarnos de la iglesia, les recomendó que todas las noches rezaran padrenuestros, avemarías, salmos y que se yo cuantas oraciones más. Yo, sin embargo, debo decir que a mis 33 años nada sobrenatural me ha sucedido, y que mucho menos me he dedicado a rendir culto a alguna extravagante secta. Solo soy una persona común y corriente, que camina por las calles tarareando canciones en latín y arameo, mientras cada tanto me rasco esa extraña mancha de nacimiento que llevo en mi frente, con esa curiosa forma de triple seis.

domingo, junio 27

Dale Argentina!

Ilustración de Juan José Delfini


Vamos paso a paso, en busca de un anhelado sueño, a cuatro partidos de la gloria. Tres triunfos consecutivos (¡y eso que Messi aún no hizo ningún gol!) alimentan la ilusión. ¡Dale Argentina, todavía! ¡Vamos Campeón! (¡Y que hoy por fin se te de, Lionel...!)

sábado, junio 26

Avioncitos de papel



Tengo una duda: antes de 1903, o sea antes de que los hermanos Wright pilotearan el primer avión, los niños ¿construían avioncitos de papel tal como el que aparece en la imagen? De ser así ¿los construían con esa forma tan aerodinámica semejante a la de los aviones de guerra supersónicos del presente?
Siguiendo con la misma duda: Leonardo Da Vinci ¿habrá construido uno de estos aviones de papel?
Tengo otra duda: ¿Hasta cuando me preguntaré tantas estupideces?

jueves, junio 24

Abro los ojos


Obra de Desireé Maldonado

Abrí los ojos y pude ve un resplandor rojo reflejado a mi alrededor. Me sentí cansado a pesar de que recién despertaba de un largo sueño. Mi visión no se adaptaba a ese lugar, no alcanzaba a ver paredes ni techos, ni ninguna puerta o ventana. Si bien no podía gira mi cabeza, me sentía como borracho y no coordinaba mi cuerpo. Estaba seguro que no estaba en mi habitación. Intenté mover mis brazos y no lo logré. Mis piernas también se hallaban adormecidas. Solo después de un largo tiempo comprendí que mis extremidades estaban atadas, sujetas a los costados de la cama, entendiendo además que donde me hallaba recostado no era mi lecho sino un bloque de piedra ubicado en medio de una húmeda cueva iluminada por las llamas de una fogata. Sin estar lúcido por completo, escuché un grupo de personas acercándose entonando unas palabras en una lengua extraña. Cuando vi el brillo del filo de un hacha elevada en el aire por uno de esos desconocidos, comprendí de repente en donde me encontraba: en medio de un sacrificio humano otorgado a algún dios primitivo en el cual la víctima ¡era yo! Cerré los ojos cuando vi a esa hacha caer velozmente en busca de mi cuello y mis sentidos se desconectaron de la realidad.
Cuando abrí los ojos nuevamente, mis párpados se toparon con una venda fuertemente atada sobe mi cabeza. Esta vez me hallaba de pie, con mis manos atadas firmemente en mi espalda, sujetas a un poste. El aire puro y fresco inflaba mis pulmones con mucha agitación, mientras alcanzaba a escuchar a los pájaros cantar no muy lejos de mí. De pronto, los tambores empezaron a sonar. En ningún momento pude ver quienes eran aquellos que estaban a punto de fusilarme, si ellos eran soldados, o guerrilleros, o bandidos. Solo escuché algunas palabras que me sonaron como a ruso o algún idioma similar, y a una voz en especial que, por la situación, comprendí que decía algo así como “¡fuego!”. Instintivamente cerré con fuerza mis párpados, por más que la venda que llevaba nada me dejaba ver, hasta que un viento helado llenó de pronto mis poros y sentí como que mi alma se desvanecía.
Pero mis ojos nuevamente se abrieron. Otra vez. Ahora me encuentro en mi casa, en la cocina más precisamente. Estoy sentado frente a la mesa, en donde un plato de sopa se enfría. Frente a mí estás vos, tan bella como siempre, con tus rulos rubios cayendo sobre tu frente, con tus ojazos celestes mirándome sin pestañear, y con tu revólver apuntándome firmemente entre ceja y ceja. “¡Dame la plata! ¡Dale hijo de puta, se que la guardas acá!”, me gritas con rabia, con asco... Y ahí me doy cuenta de dos cosas: una, que tenían razón todos aquellos que decían que ella solo era una puta traidora que estaba conmigo solo por el dinero; la otra, que por más que nunca haya sentido tanto miedo en mi vida, no debo cerrar los ojos, por más que su dedo se apoye sobre el gatillo, por más que ese dedo jale hacia atrás...
Estoy seguro que en ningún momento cerré los ojos.
Y sin embargo, recién los acabo de abrir, otra vez...

martes, junio 22

Aguante Argentina!!!

Ilustración de Juan José Delfini

Porque soñar no cuesta nada, y después de festejar estas dos contundentes victorias, porque no imaginar a Diego, Lionel, Pipita, Carlitos, el Kum, la Bruja, a todo el equipo argentino levantar la Copa del Mundo en Johannesburgo. ¡Aguante Argentina, carajo! Ya falta menos para el “Tri”…

domingo, junio 20

Ferrari


Feroz
El
Rojo,
Ruge
Al
Reconocerse
Invencible.

viernes, junio 18

Cerveza y maníes



Me senté en un bar, agobiado por el calor de esa tarde de verano.
Llamé al mozo y le pedí una cerveza. El muchacho dejó en mi mesa la fría botella junto a un platito de maníes.
-Señor por favor –me dijo el mozo susurrando- no coma esos maníes porque están envenenados...
-¿Cómo dice? –Pregunté, en voz baja, sin saber porqué yo también lo hacía.
-Que están envenenados... los maníes...
-¿Y entonces por qué me los trajo?
-Porque es una vieja costumbre servir maníes cuando alguien pide una cerveza y...
-¡Eso ya lo se! –Dije bastante molesto, aunque intentando seguir hablando en secreto.- Te estoy preguntando porque los maníes están envenenados...
-¿Puede mirar usted, con disimulo, por cierto, al señor que está sentado a su derecha? Si, ese que ahora está tomando cerveza, bueno, ese es el ex-esposo de la dueña del bar. Ella odia a ese tipo con toda su alma. La dueña sabe que cada vez que viene pide una cerveza. Entonces en esta ocasión, y sin dudarlo, embebió algunos de los maníes en veneno para ratas. Pero sin querer, yo mezcle los platitos de aquella mesa y de esta, y ahora no se cual es cual. Por lo que, por las dudas, le aconsejo que no los coma...
El mozo se retiró de mi mesa y fue a atender a una joven parejita que recién entraba al lugar. Mientras tanto, yo me quedé observando a aquel señor sentado a mi derecha. Si, a ese tipo que de pronto derramaba su cerveza y comenzaba a vomitar los maníes que acababa de comer, mientras sus manos se apretaban desesperadamente contra el abdomen, revuelto por el dolor.

miércoles, junio 16

Poema daltónico

"Ficciones", obra de Cristina Macías


La verde sangre
derramada
sobre las hierbas azuladas,
me recuerdan
que soy un mortal,
un simple mortal
que ve preocupado
esa gran herida
en su amarillenta carne,
carne recién desgarrada
por ese traidor cuchillo,
que me tomó desprevenido
bajo esa púrpura luna
que brilla indiferente
en el cielo rubí.

lunes, junio 14

Seis partes



Cuando el tribunal me sentenció a la pena capital, lancé una estruendosa carcajada que estremeció la sala colmada. “¡Pena de muerte! ¿Matarme a mí? ¿No saben acaso de que yo soy inmortal? ¡Mi edad es incalculable!”, les grité. Pero por lo visto, ellos ya tenían bien en cuenta ese detalle y sabían bien lo que debían hacer. Por eso, lo que era mi cuerpo hoy se encuentra desparramado en el país, cada parte en una provincia diferente. Se que mi pie derecho está en Jujuy y el izquierdo en Neuquén, mi brazo derecho en Misiones y el izquierdo en Santa Cruz, el tronco de mi cuerpo en La Pampa, y mi cabeza, aquí, en Córdoba. Estos malditos me desmembraron para que así yo dejara de cometer crímenes. ¡Pena capital! Ahora solo soy seis partes esparcidas, separadas entre si, todas ellas prisioneras en cajas selladas, fuertemente custodiadas, que no hacen mas que ansiar desesperadamente el momento en que se volverán a reunir para conformar nuevamente un cuerpo y así poder cumplir con la venganza. ¿Matarme a mí? ¿No saben acaso de que yo soy inmortal?

sábado, junio 12

¡¡¡VAMOS ARGENTINA!!!


El Diego y Carlitos Tévez


¡¡¡VAMOS ARGENTINA!!! Hasta la final del mundo no paramos…
(Y ojo, que esto lo escribo sin importarme cual será el resultado del partido contra Nigeria, que comienza dentro de unas horas, para que vean como me tengo fe!!!)

jueves, junio 10

En una vida anterior



Una mentalista (o dementalista) me dijo durante una sesión que yo en una vida anterior fui uno de los miles de esclavos que los egipcios utilizaron para construir las famosas pirámides en Giza. Esto es algo muy deprimente por cierto. Hubiese preferido ser en otra vida alguien como Napoleón, o Atila, o Alejandro Magno, o alguien por el estilo. Pero no. Según ella solo fui un simple y vulgar esclavo. Pero bueno, de ser así esto explicaría muchas cosas. Por ejemplo, revelaría porque en mi vida solo he conseguido trabajos denigrantes en los que me pagaban miserias y me trataban indignamente. O porque siempre he sentido un dolor agudo en la cintura (¿trabajos forzados?) y un ardor inaudito en la espalda (¿cómo si me hubieran pegado latigazos?). O tal explicaría porque odio tanto, pero tanto, a esas abominables pirámides de Egipto.

viernes, junio 4

Joaquín Sabina y Talleres



En la foto, el artista español Joaquín Sabina sosteniendo la gloriosa camiseta del Club Atlético Talleres de Córdoba, en una de sus últimas visitas a la ciudad.
“Tanto la quería, que tarde en aprender a olvidarla 19 días y 500 noches”, canta Sabina. En cambio, a la camiseta azul y blanca de Talleres, se la aprende a querer y ya no se la puede olvidar jamás…

miércoles, junio 2

El cumpleaños de mi amigo


Obra de Pablo Bernasconi

Apenas desperté, recordé que ese mismo día era el cumpleaños de mi mejor amigo.
Sin perder tiempo salí de la cama de un salto y sin desayunar, fui presuroso a comprarle un buen regalo. Luego, caminé velozmente un par de cuadras hasta que llegué a la parada de ómnibus. Y allí comenzó mi mala suerte. Porque luego de esperar unos diez minutos, por error, subí a un coche que si bien me llevaba cerca de mi destino, lo hacía por un camino diferente. Y así fue, el ómnibus realizó un recorrido tan diferente y extraño que si bien me llevó hasta la casa de mi amigo, lo hizo de una manera tan insólita que me hizo llegar tres días antes (si, antes) de su cumpleaños.