Suavemente,
como cuando llega el sueño,
se apodera de la piel quemada
la antigua necesidad de emigrar,
de multiplicar huellas
en la indómita infinitud,
buscando un triste refugio
entremedio del fango,
esperando con calma,
y quizás
con alguna tonta ilusión,
el simbólico momento
en que desfallezca el invierno.
En este rito imperfecto
el alma
no consigue exorcizarse
de todas esas pertenencias
tan insustanciales,
ni del vacío
de las ausencias de siempre.
A lo sumo
suele lograr
que el mágico rocío
que brota en lo más profundo
de la oscura madrugada,
despabile
cada una de esas palabras
que habían quedado inmóviles,
atontadas,
abandonadas a su suerte.
Quizás en ese instante,
esta boca dejará de ser,
al menos por una noche,
el sepulcro
de todos los gritos
que han sido ahogados,
el vientre
de todos los lamentos
que genera esta soledad.
como cuando llega el sueño,
se apodera de la piel quemada
la antigua necesidad de emigrar,
de multiplicar huellas
en la indómita infinitud,
buscando un triste refugio
entremedio del fango,
esperando con calma,
y quizás
con alguna tonta ilusión,
el simbólico momento
en que desfallezca el invierno.
En este rito imperfecto
el alma
no consigue exorcizarse
de todas esas pertenencias
tan insustanciales,
ni del vacío
de las ausencias de siempre.
A lo sumo
suele lograr
que el mágico rocío
que brota en lo más profundo
de la oscura madrugada,
despabile
cada una de esas palabras
que habían quedado inmóviles,
atontadas,
abandonadas a su suerte.
Quizás en ese instante,
esta boca dejará de ser,
al menos por una noche,
el sepulcro
de todos los gritos
que han sido ahogados,
el vientre
de todos los lamentos
que genera esta soledad.
1 comentario:
Que bonito, me gusta leerte, un saludo!!
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