La llegada de un nuevo amor trae consigo la aparición de una ingenua musa que nos contagia de lugares comunes, de frases cursis, de reacciones ridículas y hasta vergonzosas. Pero el dolor que produce la pérdida de ese mismo amor, es lo único que puede generar la inspiración necesaria para extirpar de nosotros el sentimiento más profundo, el pensamiento más preciado. Cuando el alma vuelve a sentirse sola, suele convertirse en coleccionista de penas, pero también en un exquisito orfebre de profunda poesía. Podemos encerrar el infinito dolor del universo en el ínfimo interior de una lágrima, porque ese recuerdo que nos hará sufrir mantendrá su fiel imagen en nuestra carne, formando parte de la misma piel.
¡¿¿Lo qué??!
Hace 3 días.
2 comentarios:
He dado un repaso a tus últimos posts y estás llegando muy alto.
Me gustaron mucho, pibe.
Saludos
Gustavo:
Paso de nuevo a leerte, saludarte y darte las gracias por tu visita en mi blog.
Sabes, tu última entrada es poéticamente exquisita y excelentemente escrita. Me conmueve su profundidad.
"Cuando el alma vuelve a sentirse sola, suele convertirse en coleccionista de penas, pero también en un exquisito orfebre de profunda poesía."
¡Qué verdad tan inmensa encierra ese pensamiento! Sólo los que lo han experimentado pueden comprender su significado.
"Podemos encerrar el infinito dolor del universo en el ínfimo interior de una lágrima."
¡Ah, maravilloso! ¡Te mereces un premio!
¡Sigue escribiendo!
Saludos desde Miami,
Sarita
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