Ella,
a lo largo de su vida,
fue humillada,
golpeada y torturada
justamente por quienes juraron
que iban a defenderla.
Ella,
ve como hoy sus pobres hijos
sufren el hambre,
la desesperanza, la miseria,
y no puede hacer
absolutamente nada,
porque sus manos están atadas,
y su voz
fue silenciada.
Ella,
ya no cree en nadie,
está cansada de tantas mentiras,
de tantas promesas vacías,
de tantas sonrisas
que luego se transforman
en más olvido,
en más injusticia,
en más dolor.
Ella,
debe entender
que tiene que ponerse de pie,
animarse a caminar,
pero sin olvidarse
de las enseñanzas del pasado,
y de todo lo bello
que alguna vez soñó.
Ella,
es ni más ni menos
que mi madre,
tu madre,
la madre de todos nosotros.
Ella,
ella se llama Argentina.
1 comentario:
Ella somos todos, en todas partes. Eso sí en unas más que otras...
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