Viviendo en la agonía,
alimentado de apatía,
muchas veces las cosas
no son lo que parece.
Todo ante los ojos se desmorona,
el alma no razona,
y la vida te abandona
en medio de la nada.
Pero ya no te enfadas
solo miras y suspiras,
y encierras toda tu ira
en tu cuerpo diminuto.
Por un puto minuto
sueñas con desaparecer,
con perecer,
con nacer,
con crecer otra vez,
porque ves
que la salida se cierra
y entiendes que bajo tierra
el olvido será infinito,
y que tu rostro bonito
será la fría comida
de los gusanos…
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