Como buen buitre
que yo se que soy,
me lanzaré furioso
sobre tu cuerpo aún tibio,
y con mucho placer
devoraré en un instante
la carroña de tu calma,
la roña de tu alma.
No me juzgues.
Solo soy un buitre,
que quiere devorarte el corazón,
para acabar con tanto silencio,
y para poder soñar
aunque solo sea
por una vez,
con que ya no existe
más frío en mi ser,
ni más soledad
a mi alrededor.
1 comentario:
Gracias, buitre, por la frescura de tu obra.
Abrazos
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